Con Roland Garros siendo uno de los principales eventos deportivos a nivel mundial a día de hoy tras la reciente finalización de la final de la UEFA Champions League, que tuvo lugar en ese mismo país, de nuevo se ha generado un debate acerca de cómo está evolucionando del mundo del tenis.

Este deporte de raqueta es considerado desde hace años como uno de los deportes más exigentes que existen, más aún si tenemos en cuenta que en su gran mayoría es un deporte individual, que suele tener una duración en sus partidos bastante extensa.

Este deporte ha sido de los primeros en abrir sus brazos al uso de la tecnología, siempre y cuando la misma sea de forma controlada y de verdad aporte a la mejora del deporte.

Tomamos como principal baluarte la inclusión del ojo de halcón, una herramienta tecnológica que permite mediante un set de cámaras y sensores determinar si la pelota ha tocado o no la línea en un golpe o saque, permitiendo el uso, de forma limitada, de los tenistas durante el partido.

Pero el uso de la tecnología no se ha detenido en su inclusión directa en las competiciones o partidos, y es que al ser un deporte donde no existen factores externos, y donde se individualiza toda la acción, la tecnología también está siendo una parte principal a la hora de los entrenamientos y los enfrentamientos entre tenistas.