¿No te ha pasado nunca que estás navegando por alguna web y de repente se te descarga un archivo? Este tipo de elementos, normalmente ejecutables (.exe), suelen contener código malicioso que, de instalarlo, puede perjudicar a nuestro equipo.
No hablamos de que tu ordenador salga por los aires, sino que aparezcan programas molestos, elementos que te impidan trabajar o alguna extensión perniciosa en tu equipo. Con los adjuntos de los correos, más de lo mismo. Si nos encontramos con algo raro o inesperado, a la papelera sin abrirlo.
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